Todos tenemos una
noción aproximada acerca de la ética, del mismo modo que hasta la persona menos
ilustrada es capaz de percibir la diferencia entre lo bueno y lo malo.
Ética: Es la parte de la filosofía que estudia el comportamiento humano en su relación con el bien y el mal y que regula las relaciones humanas. El humano produce sus actos por impulsos provenientes de su naturaleza, de su espíritu y de su intelecto. Los impulsos naturales surgen de sus instintos, como sucede con cualquier animal de nuestro entorno. Estos impulsos responden a la satisfacción de necesidades instintivas y no se sujetan por sí mismos a ninguna norma moral, sólo a las de la naturaleza. Así, en el humano el control de sus instintos proviene del espíritu y de la razón de su intelecto, facultades propias que le permiten la percepción del entorno natural donde habita y le facilitan la vinculación intelectual con ese entorno. De esta manera, el don del raciocinio permite al hombre sujetar sus impulsos instintivos mediante la observancia de ciertas normas de carácter social, cultural, moral y legal.
Ética: Es la parte de la filosofía que estudia el comportamiento humano en su relación con el bien y el mal y que regula las relaciones humanas. El humano produce sus actos por impulsos provenientes de su naturaleza, de su espíritu y de su intelecto. Los impulsos naturales surgen de sus instintos, como sucede con cualquier animal de nuestro entorno. Estos impulsos responden a la satisfacción de necesidades instintivas y no se sujetan por sí mismos a ninguna norma moral, sólo a las de la naturaleza. Así, en el humano el control de sus instintos proviene del espíritu y de la razón de su intelecto, facultades propias que le permiten la percepción del entorno natural donde habita y le facilitan la vinculación intelectual con ese entorno. De esta manera, el don del raciocinio permite al hombre sujetar sus impulsos instintivos mediante la observancia de ciertas normas de carácter social, cultural, moral y legal.
La observancia de
esas normas implica la regulación de su conducta mediante un respeto a lo
considerado por él como conveniente, es decir, aquello que su conciencia le
dicta como un “debe ser”... La voluntad de adherirse a un código ético de
conducta se determina por el bien cultural y social que resguarda una norma
ética. Así, la justa opinión o valoración acerca de este bien es indispensable
para forjar una voluntad personal que acepte la norma ética y se comprometa a
cumplirla. Esta es la esencia misma de lo que debe ser la actividad docente de
los profesionales de la educación al servicio de la comunidad y del Estado.
Por otra parte, el
comportamiento ético -lo que llamamos rectitud- no es ingrediente ajeno al
ejercicio profesional.
¿Por Qué Es Necesaria La Ética
Profesional?
Es verdad que la formación ética llega a veces por
otros cauces; y que la mejor enseñanza moral proviene del ejemplo del maestro y
no del mero discurso. Pero cada profesión afronta problemas conductuales
específicos que difícilmente se podrán resolver correctamente si no se les ha
previsto y analizado en la etapa formativa, Por eso mismo existen los Códigos
de Ética de cada profesión, sin perjuicios de los principios y normas de la
Ética General.
¿A Quién Afecta La
Inmoralidad?
A primera vista pareciera que las actuaciones antiéticas afectan sólo a las víctimas que las sufren. Desde luego, éstas son las primeras perjudicadas. Pero no son las únicas. Ellas disminuyen la honra y la autoestima de quienes las cometen; dañan notoriamente el prestigio de la respectiva profesión, cuya defensa constituye el primer objetivo de los Colegios Profesionales; pero -sobre todo- hiere a la comunidad de dos maneras: Erosionan la confianza pública que es el cimiento necesario para el ejercicio de toda profesión y frustran la esperanza de un correcto servicio al que la sociedad tiene derecho por haber contribuido a formar esos profesionales a costa del sacrificio colectivo.
No debemos olvidar que toda profesión no es sólo un
modo de ganarse la vida y realizarse personalmente. Esta es sólo su dimensión
individual. También las profesiones tienen un fin social y éste consiste en
servir adecuadamente cada una de las necesidades que la sociedad debe
satisfacer para posibilitar el bien común.
Como profesionales
tenemos derechos; eso no lo hay que juzgar, pero también existen deberes que
tenemos que cumplir. Se les llaman Deberes Profesionales, que son exigencias,
imposiciones indeclinables, recaídas sobre la responsabilidad del individuo,
que mientras mejor los cumple, más derecho tiene a la feliz convivencia social.
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